El Eco del Rechazo

 🌿 El Eco del Rechazo: Un Patrón que se Repite


Si hay algo que me ha acompañado en mi vida, aunque a veces de forma sutil y otras con toda su crudeza, es la sensación de no ser elegida.

No siempre ha sido un rechazo evidente, a veces ha sido más silencioso:

En relaciones donde la otra persona no estaba realmente disponible.

En vínculos donde sentía que tenía que demostrar constantemente mi valor.

En momentos donde me comparaba con otros y sentía que yo "no era suficiente".

Y aunque he trabajado en mi amor propio, en mi autoconocimiento y en mi evolución personal, aún hay situaciones que activan esa herida y me hacen cuestionarme.

¿Por qué sigo atrayendo personas que no pueden o no quieren elegirme completamente?

¿Por qué, aunque sé que valgo, a veces me cuesta creerlo cuando el otro no lo ve?

¿Qué hay detrás de este miedo al rechazo que todavía me influye más de lo que me gustaría?


El rechazo, cuando se vive de manera repetida, se convierte en una narrativa interna.

No importa si el otro realmente me está rechazando o si simplemente no encajamos, mi herida lo interpreta como un reflejo de mi valía.

Y, en algún nivel, si cargo con esta herida sin sanar, puedo atraer situaciones que la confirmen.


Me di cuenta de que, en muchas ocasiones:

Elegí personas que desde el principio no estaban disponibles, como si así pudiera “controlar” el rechazo y hacerlo menos doloroso.

Me esforzaba demasiado en algunos vínculos, intentando que el otro me validara, cuando en realidad la validación debía venir de mí.

Me retiraba antes de que el otro pudiera rechazarme, como una estrategia inconsciente para evitar el dolor.


Pero, ¿qué pasaría si en lugar de temer al rechazo, simplemente lo viera como una redirección?

Sanar la herida del rechazo no significa evitarlo para siempre, sino aprender a verlo desde otro lugar.

No todos los rechazos son personales. A veces simplemente no es el momento, la persona o la conexión correcta.

Mi valor no cambia porque alguien no pueda verme. Si una persona no me elige, eso no significa que yo no sea suficiente.

Cada vez que algo no fluye, es porque hay algo mejor alineado conmigo.


Y entonces, la pregunta cambia de:

"¿Por qué me rechazan?" a "¿Realmente quiero ser elegida por alguien que no puede verme por completo?"

"¿Qué estoy haciendo mal?" a "¿Dónde todavía me estoy rechazando a mí misma?"

"¿Cómo evito que esto vuelva a pasar?" a "¿Cómo puedo confiar en que lo que es para mí nunca se irá?"


Ya no quiero validar mi valor en función de si el otro me elige o no.

Si alguien no está disponible para mí, en lugar de luchar por su atención, prefiero preguntarme por qué estoy eligiendo a alguien que no puede darme lo que merezco.

Hoy elijo ver el rechazo como un filtro, no como un juicio. Si algo o alguien no fluye, es porque mi camino es otro.

Si alguna vez has sentido que el rechazo define demasiado cómo te ves a ti misma, te invito a preguntarte:

¿Cómo cambiaría mi vida si dejara de tomar el rechazo como algo personal?

¿En qué áreas de mi vida sigo buscando que me validen desde afuera?

 ¿Estoy dispuesta a elegirme primero, sin esperar a que otro lo haga?


Porque al final, el amor más importante es el que me doy a mí misma.


Gracias por leerme.  Que este espacio sea también un canal de expansión.


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