Ya no sé explicar bien lo que hago

 Últimamente no sé bien qué decir cuando me preguntan “¿a qué te dedicas?”.


Porque no tengo un cargo.

No tengo un título.

No tengo un pitch de 30 segundos.


Tengo presencia.

Tengo escucha.

Tengo un cuerpo que canaliza.


Acompaño procesos, pero no soy terapeuta.

Digo verdades, pero no soy coach.

Leo lo que se mueve antes de que ocurra, pero no leo el futuro.


Estoy en el mientras tanto.

En el borde entre lo que se rompe y lo que empieza.


Estoy aprendiendo a no corregirme antes de sentir.

A no explicarme para no molestar.

A sostener el silencio cuando lo fácil sería dar respuestas.


No tengo herramientas de más.

Tengo filtros de menos.

Y eso —ahora lo sé— es un don.


Si estás en una transición.

Si estás soltando algo sin saber qué viene.

Si sientes que nadie te entiende porque ni tú te entiendes…


Aquí estoy.

No para salvarte.

Para caminar contigo el tramo donde el lenguaje se rompe,

y la energía empieza a hablar.


Si algo de esto te resuena,

y quieres conversar, construir o simplemente compartir presencia,

estoy abierta a lo que se cruce.


Esto ya no va de encajar.

Esto va de encontrarnos.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Cómo saber si un movimiento te expande

Give Me Six

La mujer que se bajó del personaje