Cosechar sin urgencia

Hoy no vengo a hablar de certezas.

Ni de caminos claros.

Ni siquiera de decisiones.


Hoy vengo a escribir sobre ese punto exacto entre lo que aún no es… y lo que ya se siente real.


Ese lugar donde el alma ve antes que los ojos.

Donde el cuerpo sabe antes de que pase algo.

Donde la intuición dice “sí”,

y la mente dice “¿y si te estás inventando todo esto otra vez?”.


Durante mucho tiempo fui la mujer que hablaba demasiado pronto.

Que veía lo que aún no había brotado,

y por miedo a que no llegara,

intentaba forzar la cosecha antes de que madurara.


Lo hacía con amor.

Con verdad.

Con fuego limpio.


Pero también con urgencia.

Y desde ahí,

me desterraban.

Me decían intensa.

Rara.

O simplemente… no respondían.

Y ese silencio me expulsaba más que cualquier palabra.


Hoy empiezo a entender:

no era por lo que sentía.

Era por cuánto me dolía tener razón antes de tiempo.


Hoy no quiero esconderme.

Pero tampoco quiero explicarme para no perder lo que aún no es.


Quiero poder decirme:

 “Sí, lo veo.

Sí, lo siento.

Sí, lo deseo.

Pero no necesito hacer que ocurra.

Si es real, vendrá.”


Y en esa frase,

se me cae el personaje de la salvadora.

Se me ablanda el impulso de convencer.

Se me libera la mujer desterrada.


Porque ya no necesita que la escuchen para sentirse viva.

Solo necesita confiar en lo posible.

Y quedarse en su centro mientras lo invisible toma forma.


Hoy no tengo pruebas.

Tengo paz.

Y eso me basta.

Comentarios

  1. Uff! Que complicado es ese punto entre lo que aún no es pero tú ya lo sientes fluir
    Yo he estado en ese punto y tengo claro que solo las personas muy emocionales pueden llegar a visualizar tu explicación
    Yo he llegado a sentir la ley del hielo, pero ya no me esfuerzo yo espero a que llegue …
    Y cuando llega … me invade esa emoción de plenitud
    Tengo muy claro que si no hay siembra no hay cosecha y que con cada acto sembramos una semilla y puede ser que nunca lleguemos a ver esa cosecha me quedo con la frase ; no juzgues cada día por la cosecha que cosechas, sino por las semillas que siembras
    Me dan compasión esas personas que intentan cosechar lo que nunca siembran
    Prefiero ser esa semilla y esperar con paciencia lo que llegue puede ser bueno o malo , pero eso es lo maravilloso del proceso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida Veibar,
      Gracias por compartir algo tan honesto y profundo.

      Ese espacio entre lo que no ha llegado pero ya se intuye… requiere una sensibilidad fina, como tú bien dices. Y también mucha paciencia del alma.

      Tu frase “Prefiero ser semilla” me ha tocado especialmente.
      Porque hay belleza y también coraje en elegir sembrar sin certezas, solo desde la fe interna de que algo germinará, aunque no sepamos cuándo ni cómo.

      Y ahora que te leo, me pregunto: qué semilla concreta estás deseando poner hoy?Dónde te está llamando la vida a sembrar algo pequeño pero verdadero?

      Te invito, si lo sientes, a hacerlo.
      A dar un paso —por mínimo que sea— que honre ese proceso invisible que ya habita en ti.

      Gracias por tu compartir.
      Aquí seguimos, creciendo entre semillas.

      Eliminar
    2. La autenticidad
      Llevó días observando a la personas que me rodean y he decidido plantar la semilla de la autenticidad y esto es muy arriesgado hoy en día
      Lucho contra un fenómeno que nos invade casi sin darnos cuenta debido a la sociedad en la que vivimos y es el complejo de Erostrato !qué peligro!
      Muchas personas terminan con este complejo quizás por culpa de la exigencia propia y la de los demás
      Sé que voy contra corriente y soy muy consciente de lo complicado que es no alejarnos de nuestro propio YO siendo honesta conmigo misma
      Me quedo con la frase de Patrick Rothfusd; “Era lo bastante listo para conocerse a sí mismo ,lo bastante valiente para ser él mismo y lo bastante insensato para cambiarse a sí mismo y , al mismo tiempo, seguir manteniéndose auténtico “

      Eliminar
    3. Querida Veibar,

      Has mencionado algo que vibra muy profundo: plantar la semilla de la autenticidad es hoy un acto radical. No porque el mundo lo impida sino porque a veces, nosotros mismos nos alejamos por nuestra propia exigencia de ser auténticos.

      El complejo de Erostrato que mencionas - el deseo de destacar a cualquier precio - es real. Pero también, es fácil que por huir de eso terminemos ocultando para no ser " demasiado visibles ".

      Y ahí volvemos a perder el centro.

      Yo también estoy viendo cómo a veces la exigencia de ser auténtica puede volverse otra forma de presión.

      Yo no quiero destacar por destacar. Pero tampoco quiero seguir haciéndome pequeña para no parecer que me creo algo. Hay un filo ahí.

      Gracias por traer la frase de Rothfuss. Habla del equilibrio más difícil: seguir cambiando sin dejar de ser uno.

      Gracias por tomarte el tiempo de escribir desde ese lugar crudo y valiente.

      La autenticidad sin prisa y sin urgencia, también se cosecha.

      Y en este espacio, hay siembra para esa cosecha.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Cómo saber si un movimiento te expande

Give Me Six

La mujer que se bajó del personaje