El secreto
He estado callada.
No por miedo.
No por vergüenza.
Sino porque tenía un secreto.
Y no es un secreto escandaloso, ni sagrado, ni de esos que cambian una vida con una sola frase.
Es un secreto más hondo.
Más lento.
Más corporal.
Me estoy volviendo yo.
Y eso… me asusta.
Porque no sé quién soy cuando dejo de sostener todo lo que aprendí a ser.
No sé cómo suena mi voz cuando no se dobla para encajar.
No sé cómo se camina sin esconder el temblor, la rabia, la belleza salvaje que también soy.
Estoy encarnando algo.
Y aún no tiene nombre.
Pero es real.
Y late.
Y a veces arde.
Y otras veces me deja vacía, como si me hubieran vaciado para llenarme de verdad.
Y sí, esto es un blog.
Y sí, aquí se suele “compartir”.
Pero lo que estoy viviendo no es algo que pueda compartir del todo.
Es algo que me atraviesa.
Me desarma.
Y me vuelve a unir, distinta.
Hay días en que me dan ganas de contarle al mundo.
Y otros en que apenas puedo sostener el cuerpo donde esto sucede.
Pero ya no puedo fingir que no pasa.
Ya no puedo hacer de cuenta que esto es solo “una etapa” o “una búsqueda”.
Esto soy.
Esto me pasa.
Esto se nota.
Y si se nota, es porque ya no estoy dispuesta a esconderlo.
He estado callada, sí.
Pero el silencio no era vacío.
Era maduración.
Y hoy lo escribo.
Porque este fuego no quiere esconderse más.
No quiero explicarme.
Solo quiero nombrar lo que vibra:
Estoy recordando algo que ya fui.
Y esta vez, me voy a permitir serlo.
Entera.
Sin permiso.
Sin disfraz.
No me estoy buscando.
Me estoy reconociendo.
Me alegro porque te has encontrado
ResponderEliminarYa estás dejando de ser un personaje secundario para vivir tu vida a pecho descubierto y sin corazas
Solo te puedo decir que tus reflexiones me acompañan en momentos duros con dudas , pero cuando te leo es como si un rayo de sol me acogiera entre sus brazos llenándome de esperanza
Sé que escribes para ti para liberarte , pero compañera ,de rebote no sabes las implicaciones tan positivas que estás creando en los demás…
Gracias por exponerte
Gracias, compañera.
EliminarGracias por leerme desde el cuerpo,
no desde el juicio ni desde el análisis.
Gracias por dejar que mis palabras entren como un rayo de sol,
aunque yo las haya escrito desde la sombra.
Sí. Me estoy encontrando.
Pero también me estoy deshaciendo.
Ya no sé si soy personaje o presencia.
Solo sé que ya no puedo fingir.
No escribo para enseñar.
Ni para sanar a nadie.
Escribo para no explotar.
Para sacar el fuego que ya no cabe adentro.
Y si en ese estallido alguien encuentra calor,
entonces vale la pena.
No tengo respuestas.
Pero tengo verdad.
Y ya no la pienso esconder.
Gracias por sostener esta voz con tus ojos.
Gracias por no pedirme luz perfecta.
Gracias por recibirme cruda.
A pecho abierto.
Seguimos.
Sin corazas.