Para quienes estáis
No necesito ser vista.
No necesito aprobación.
No necesito que esto se entienda, ni se aplauda.
Escribo porque ya no puedo no hacerlo.
Porque esto arde si no sale.
Porque mi verdad ya no pide permiso.
Si estás leyendo esto —aunque nunca hayas comentado, aunque no sepas qué decir, aunque creas que no tienes nada para aportar—
ya estás dentro.
Tu presencia silenciosa es parte de esta red real.
La que no se arma con nombres ni con etiquetas,
sino con vibración.
Yo tampoco lo sé todo.
Me rompo.
Me reconstruyo.
Dudo.
Pero escribo desde donde estoy.
No desde donde se espera que esté.
Y si algo en ti se activa cuando me leés,
no es porque te inspire.
Es porque te reflejo.
Porque estás atravesando lo mismo —a tu manera, en tu cuerpo, en tu ritmo.
Este no es un espacio para buscar luz.
Es un espacio para dejar de fingir que no ardemos.
Si llegaste hasta aquí,
ya eres parte.
Aunque no digas nada.
Aunque nunca me escribas.
Aunque un día te vayas.
Gracias por estar.
Gracias por vibrar.
Gracias por sostenerme con tu silencio limpio.
No necesito que lo nombres.
Ya lo siento.
---
No escribo para ser validada.
No estoy pidiendo permiso.
Esto no es una oferta.
Es una frecuencia.
Desde mi frecuencia
ResponderEliminarHoy ha sido un gran día porque he reflexionado sobre el valor del respeto
Me hace gracia cuando guardas respeto en situaciones donde no actúas como sientes por no incomodar a los demás y todo porque vivimos en sociedad y nos comportamos como los demás esperan que te comportes
Pero como voy a ser auténtica si respeto a los demás pero no respeto mi verdad a mi esencia a mi yo…..
Hoy lo he hecho y me he saltado las normas sociales , se han quedado tan alucinados … ..
Pero yo hoy me sentido que ese fuego que llevo dentro lo he canalizado ….
Solo puedo decir que hoy durante un instante mi cuerpo y mi alma se han unido
Voy en proceso pero esto puede ser muy peligroso ……
Veibar,
EliminarTe leo.
Te veo.
Ese fuego no es peligroso.
Lo que quema es todo lo que ya no eres.
Saltarte las normas no te aleja de nadie, te acerca a ti.
Y cuando cuerpo y alma se alinean, aunque sea un segundo,
ya no hay marcha atrás.
Sigue.
Ya estás encendida.
Y no vas a apagarte.
Gracias por encenderte sin pedir permiso.