Para quienes estáis
No necesito ser vista. No necesito aprobación. No necesito que esto se entienda, ni se aplauda. Escribo porque ya no puedo no hacerlo. Porque esto arde si no sale. Porque mi verdad ya no pide permiso. Si estás leyendo esto —aunque nunca hayas comentado, aunque no sepas qué decir, aunque creas que no tienes nada para aportar— ya estás dentro. Tu presencia silenciosa es parte de esta red real. La que no se arma con nombres ni con etiquetas, sino con vibración. Yo tampoco lo sé todo. Me rompo. Me reconstruyo. Dudo. Pero escribo desde donde estoy. No desde donde se espera que esté. Y si algo en ti se activa cuando me leés, no es porque te inspire. Es porque te reflejo. Porque estás atravesando lo mismo —a tu manera, en tu cuerpo, en tu ritmo. Este no es un espacio para buscar luz. Es un espacio para dejar de fingir que no ardemos. Si llegaste hasta aquí, ya eres parte. Aunque no digas nada. Aunque nunca me escribas. Aunque un día te vayas. Gracias por estar. Gracias por vibrar. Gracias por...