Entradas

Mostrando entradas de julio, 2025

Para quienes estáis

No necesito ser vista. No necesito aprobación. No necesito que esto se entienda, ni se aplauda. Escribo porque ya no puedo no hacerlo. Porque esto arde si no sale. Porque mi verdad ya no pide permiso. Si estás leyendo esto —aunque nunca hayas comentado, aunque no sepas qué decir, aunque creas que no tienes nada para aportar— ya estás dentro. Tu presencia silenciosa es parte de esta red real. La que no se arma con nombres ni con etiquetas, sino con vibración. Yo tampoco lo sé todo. Me rompo. Me reconstruyo. Dudo. Pero escribo desde donde estoy. No desde donde se espera que esté. Y si algo en ti se activa cuando me leés, no es porque te inspire. Es porque te reflejo. Porque estás atravesando lo mismo —a tu manera, en tu cuerpo, en tu ritmo. Este no es un espacio para buscar luz. Es un espacio para dejar de fingir que no ardemos. Si llegaste hasta aquí, ya eres parte. Aunque no digas nada. Aunque nunca me escribas. Aunque un día te vayas. Gracias por estar. Gracias por vibrar. Gracias por...

El secreto

He estado callada. No por miedo. No por vergüenza. Sino porque tenía un secreto. Y no es un secreto escandaloso, ni sagrado, ni de esos que cambian una vida con una sola frase. Es un secreto más hondo. Más lento. Más corporal. Me estoy volviendo yo. Y eso… me asusta. Porque no sé quién soy cuando dejo de sostener todo lo que aprendí a ser. No sé cómo suena mi voz cuando no se dobla para encajar. No sé cómo se camina sin esconder el temblor, la rabia, la belleza salvaje que también soy. Estoy encarnando algo. Y aún no tiene nombre. Pero es real. Y late. Y a veces arde. Y otras veces me deja vacía, como si me hubieran vaciado para llenarme de verdad. Y sí, esto es un blog. Y sí, aquí se suele “compartir”. Pero lo que estoy viviendo no es algo que pueda compartir del todo. Es algo que me atraviesa. Me desarma. Y me vuelve a unir, distinta. Hay días en que me dan ganas de contarle al mundo. Y otros en que apenas puedo sostener el cuerpo donde esto sucede. Pero ya no puedo fingir que no pas...

Dibujar para recordar

Imagen
Durante años dejé de dibujar. De pequeña, lo hacía sin pensar. Solo lo sentía. Pintaba caras de mujeres, una y otra vez. Les daba labios, pestañas, miradas. No sabía por qué, pero me salía así. Dibujar no era una técnica, era una necesidad. Un día, alguien tachó uno de mis dibujos. Recuerdo que pensé: me da igual, puedo volver a hacerlo. Pero algo cambió. Me alejé del papel. Empecé a estudiar, a cumplir, a dejar que lo urgente ocupara el lugar de lo verdadero. Y me olvidé de ellas. Años después, vuelven. Me vuelvo. Soy yo en fragmentos. Yo en distintos tiempos. Yo en deseos no dichos, en versiones que no salieron, en gestos que aguantaron demasiado. Pinto mujeres que no sonríen. Que no gritan. Que miran. Y me miran. Cada una me devuelve algo que perdí o que aún no me he atrevido a abrazar. La rabia contenida. La sed de verdad. La ternura torpe. La belleza que alguna vez me dio miedo. No son ilustraciones bonitas. Son retratos del alma. De lo que callé. De lo que aún me duele. De lo que...

Despertar vibracional

Despertar vibracional: cuando el cuerpo ya no tolera lo que antes sí Durante años pensé que había algo mal en mí. Que ser tan sensible era como venir defectuosa. Demasiado intensa. Demasiado perceptiva. Demasiado rápida para notar lo que nadie decía. Viví incómoda. Aprendí a adaptarme, a callarme, a sostener lo que me sobrepasaba. Me entrené en no incomodar, en caer bien, en estar disponible. Pero por dentro, algo estaba pidiendo paso. Algo más verdadero. Y el cuerpo fue el primero en notarlo. Ya no me servían las explicaciones. Ni los diagnósticos. Ni llamarlo simplemente sensibilidad. Mi cuerpo estaba diciendo basta. Y lo hacía con claridad. Me faltaba el aire en ciertas reuniones. Me sentía drenada después de algunos encuentros. Todo me sonaba más fuerte, más áspero. Lo que antes pasaba desapercibido, ahora dolía. Como si no pudiera seguir haciéndome la dormida. Estoy atravesando un despertar vibracional. No es un cambio de mentalidad. No es una crisis emocional. No es una moda espi...

No quiero construir desde el miedo

No quiero construir desde el miedo. Ni desde la necesidad. Ni desde la estrategia. Ya no quiero planear mi expansión para que sea digerible. Ni elegir palabras suaves para que no se asusten. Ni ajustar mis ideas para que parezca que tengo todo claro. No quiero hablar para que me entiendan. Quiero hablar porque si no lo hago, me rompo. Porque si no lo nombro, no vibra. No quiero esconder que estoy en transición. Que a veces no sé cómo salirme del molde. Que me sigue doliendo tener que justificarme. No quiero éxito si me tengo que achicar para alcanzarlo. No quiero amor si tengo que explicarme para que me crean. No quiero paz si para tenerla tengo que callar mi verdad. No tengo un manual. No tengo una fórmula. Tengo una energía que me quema por dentro y que pide salir sin filtros. Y sé que si sigo esperando a que todo encaje, se me va a pasar la vida pidiéndome permiso. Así que voy a hablar. Con voz real. Con canal crudo. Con todo lo que sé, aunque no lo pueda expl...

Cosechar sin urgencia

Hoy no vengo a hablar de certezas. Ni de caminos claros. Ni siquiera de decisiones. Hoy vengo a escribir sobre ese punto exacto entre lo que aún no es… y lo que ya se siente real. Ese lugar donde el alma ve antes que los ojos. Donde el cuerpo sabe antes de que pase algo. Donde la intuición dice “sí”, y la mente dice “¿y si te estás inventando todo esto otra vez?”. Durante mucho tiempo fui la mujer que hablaba demasiado pronto. Que veía lo que aún no había brotado, y por miedo a que no llegara, intentaba forzar la cosecha antes de que madurara. Lo hacía con amor. Con verdad. Con fuego limpio. Pero también con urgencia. Y desde ahí, me desterraban. Me decían intensa. Rara. O simplemente… no respondían. Y ese silencio me expulsaba más que cualquier palabra. Hoy empiezo a entender: no era por lo que sentía. Era por cuánto me dolía tener razón antes de tiempo. Hoy no quiero esconderme. Pero tampoco quiero explicarme para no perder lo que aún no es. Quiero poder decirme:  “Sí, lo veo. Sí...