Sentir es un acto de rebelión
Durante años me enseñaron a hablar bien, a portarme bien, a encajar. A pensar antes de actuar. A rendir. A resolver. Pero nadie me enseñó a sentir. Y mucho menos… a confiar en lo que sentía. Crecí, como tantos otros, en un mundo donde las emociones eran vistas como una molestia. Algo que “hay que aprender a controlar” para poder seguir siendo funcional. Pero hoy, desde el lugar en el que estoy, con la conciencia más despierta y el cuerpo más honesto, me atrevo a decirlo claro: Sentir es un acto de rebelión. No hablo de emociones desbordadas. Hablo de sentir con presencia. Con el cuerpo. Con la verdad. Hablo de permitir que la tristeza me enseñe, que la rabia me muestre mis límites, que la alegría no me dé miedo, y que el amor no sea sinónimo de sacrificio. Hablo de lo más revolucionario que podemos hacer hoy: escucharnos. Sentir. Parar. Nombrar lo que duele. Abrazar lo que late. Desobedecer lo que nos adormece. Durante siglos, sistemas de poder nos enseñaron a desconectarnos. Porque un...