Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2025

En el escenario

Anoche estuve en el concierto de Ed Sheeran. Y algo se encendió. No fue solo un espectáculo, guitarras, pedales y miles de personas coreando sus letras. Fue una descarga emocional, un espejo brutal. Vi a alguien que un día cantaba en la calle, sin maquillaje, sin estructura, sin disfraz. Solo con su voz, su emoción y su verdad. Y entonces lo sentí. Yo también quiero eso. Yo también quiero vivir desde ahí. Desde ese lugar en el que no tengo que explicar, ni justificar, ni adaptarme. Donde puedo simplemente ser. Quiero escribir y hablar desde donde me arde. Quiero ocupar mi lugar sin pedir permiso. Quiero gritar al mundo quién soy sin miedo al juicio, a las etiquetas, a los aplausos que no llegan. Porque no quiero más disfraces. No quiero más escenarios en los que no me reconozco. Quiero pisar mi propio escenario y llenarlo con lo que soy. "You can keep me inside the pocket of your ripped jeans", canta en Photograph. Pues yo quiero estar ahí, sí. Pero dentro de mí. Guardada en ...

La mujer que se bajó del personaje

Hay un momento, en cada proceso profundo, en que ya no puedes sostener lo que antes te definía. No por rebeldía, no por agotamiento siquiera, sino porque simplemente ya no vibra. Y eso es lo que me está pasando. Me está pasando en mi entorno laboral, en mi cuerpo, en mi campo energético. Me está pasando con mis vínculos, con mis tareas, con el viejo personaje que tanto me costó construir. Estoy aprendiendo que ser buena no me salvó. Que implicarme hasta el agotamiento no me dio pertenencia verdadera. Que darlo todo sin ser vista me rompió en silencio. Y que ahora, por fin, puedo elegirme... sin que el mundo se derrumbe. Ya no quiero ser la emocionalmente impecable. Ya no quiero evitar el conflicto. Ya no quiero evitar molestar. Ahora quiero ser verdadera. Aunque eso incomode. Aunque eso me deje sola a ratos. Aunque eso no tenga el aplauso de nadie. También estoy entendiendo algo vital: no tengo que explicarme. No tengo que justificar mi cambio, mi sensibilidad, mi nueva dirección. Mi e...

Ya no sé explicar bien lo que hago

 Últimamente no sé bien qué decir cuando me preguntan “¿a qué te dedicas?”. Porque no tengo un cargo. No tengo un título. No tengo un pitch de 30 segundos. Tengo presencia. Tengo escucha. Tengo un cuerpo que canaliza. Acompaño procesos, pero no soy terapeuta. Digo verdades, pero no soy coach. Leo lo que se mueve antes de que ocurra, pero no leo el futuro. Estoy en el mientras tanto. En el borde entre lo que se rompe y lo que empieza. Estoy aprendiendo a no corregirme antes de sentir. A no explicarme para no molestar. A sostener el silencio cuando lo fácil sería dar respuestas. No tengo herramientas de más. Tengo filtros de menos. Y eso —ahora lo sé— es un don. Si estás en una transición. Si estás soltando algo sin saber qué viene. Si sientes que nadie te entiende porque ni tú te entiendes… Aquí estoy. No para salvarte. Para caminar contigo el tramo donde el lenguaje se rompe, y la energía empieza a hablar. Si algo de esto te resuena, y quieres conversar, construir o simplemente com...

Cosas que son muy mías

Cosas que son muy mías (y puede que también tuyas) No sé si te pasa, pero yo no soy de avanzar en línea recta. Yo espiralizo. Me dejo caer, me levanto, me río, dudo, canalizo, me contradigo… y vuelvo a mí. Y en ese vaivén, me he ido dando cuenta de que hay cosas que son muy mías. Y nombrarlas… me ayuda a no olvidarme cuando me disperso. Así que aquí van, por si también resuenan contigo: 1. Preguntar como quien abre portales. No pregunto para entretenerme. Pregunto para entrar. Pregunto porque sé que la verdad no está en el libro, está en la vibración. Y a veces… necesito que alguien me la devuelva en forma de espejo. 2. Buscar sin desesperar. No me he perdido. Solo estoy afinando. He caminado muchos tramos con miedo, pero ya no me dejo arrastrar por lo que se parece al amor. Ahora quiero lo verdadero. Aunque no tenga forma. Aún. 3. Tener una sensibilidad que lo ve todo. Los gestos. Los silencios. Las tensiones en la espalda de otros. Leo campos antes que palabras. Y aunque antes me ago...

No tienes que dejar de sentir para estar en paz

Hay algo que quienes somos muy sensibles (PAS) necesitamos empezar a comprender: no vamos a dejar de sentir. Nunca. Y eso está bien. Pero sentir no es lo mismo que arrastrarse emocionalmente. Muchos PAS (y especialmente quienes además somos muy emocionales) caemos en una creencia sutil: “Si lo estoy sintiendo, entonces debe ser verdad.” Y no. A veces lo que sentimos es un eco, un reflejo, una memoria. No es mentira… pero tampoco es necesariamente actual. ¿Qué significa integrar una emoción? Integrar no es superarla. No es borrarla. Es dejar de pelearte con ella. Es mirarla sin miedo. Es permitir que esté… sin que dirija tu camino. La emoción deja de tener el volante. Y tú recuperas el centro. ¿Cómo saber si estoy atrapada o si estoy procesando? Hazte estas preguntas simples: ¿Lo estoy sintiendo o lo estoy repitiendo? ¿Me lleva hacia mí o me deja fuera de mí? ¿Me ayuda a comprender o me impide actuar? Si la emoción te ancla al presente, es real. Si te deja en bucle, es residuo. El punto...

Cómo saber si un movimiento te expande

No todo lo que brilla expande. Y no todo lo que da miedo contrae. Aprender a distinguir entre impulso verdadero y reacción disfrazada de crecimiento es una de las claves más profundas del camino consciente. ¿Cómo reconocer un movimiento expansivo? 1. Tu cuerpo lo sabe antes que tu mente. Puede darte miedo, sí. Pero no hay rechazo, hay vértigo con dirección. La respiración se amplía, no se bloquea. 2. No necesitas explicarlo para sentirlo correcto. Lo haces y luego entiendes. Hay una certeza suave, no ruidosa. “No sé por qué, pero sé que sí.” 3. El movimiento trae silencio, no ruido. No hay confusión. Hay foco. Hay calma después de la decisión, aunque el camino no esté claro. ¿Y si lo confundimos con impulso? Está bien. La práctica es volver. La maestría es reconocer más rápido qué te contrae, y elegir lo que te alinea.

Cómo sentir sin absorber ( para PAS)

Ser una Persona Altamente Sensible (PAS) no significa ser esponja. Significa tener un radar más afinado, no una mochila emocional ajena a cuestas. Y aunque durante años pensé que la sensibilidad era sinónimo de agotamiento… ahora sé que la clave está en la posición interna desde la que habitas lo que sientes. ¿Cómo gestionar sin absorber? 1. No te cierres, defínete. La protección no es un escudo. Es una elección. No necesitas endurecerte, solo decidir qué entra en tu campo y qué no. “Esto lo puedo observar, pero no me toca.” 2. Nómbralo cuando lo notes. A veces sentir el ambiente ya genera confusión. Pero si dices internamente: “Esto no es mío, lo estoy captando”, la energía no se ancla en tu cuerpo. 3. Respira y ancla en ti. Ponte una mano en el pecho o vientre. Y respira lento. Recuerda dónde termina el otro y dónde empiezas tú. Y lo más importante: No estás aquí para salvar a nadie. Estás aquí para sostenerte a ti… y desde ahí, inspirar sin absorber.

Intención y Atención

INTENCIÓN Y ATENCIÓN: EL LUGAR DESDE DONDE EMPIEZA TODO Hay una pregunta que, si te la haces honestamente, puede cambiarlo todo: ¿Desde dónde estoy haciendo esto? No qué haces. No cómo lo haces. Desde dónde. Porque puedes ayudar desde el amor… o desde el miedo a no ser necesaria. Puedes avanzar desde la expansión… o desde el impulso por huir. Puedes brillar desde tu centro… o desde la necesidad de ser vista. Y el mundo no lo nota. Pero tu alma sí. Y tu cuerpo, tarde o temprano, también. La intención es el origen silencioso de tu energía. No es el deseo. Es el pulso detrás del deseo. Es lo que sostiene una acción, incluso cuando no lo sabes. Y la atención… es el rayo láser con el que le das forma. Es el ojo de tu conciencia. Si no entrenas la intención, y si no domas tu atención, te conviertes en creador sin brújula. En canal sin raíz. ¿Cómo saber desde dónde haces lo que haces? Pregúntate con calma: ¿Esto nace del miedo o del amor? ¿Del deber o del deseo profundo? ¿Del impulso de mostr...

Querida voz mía

 Querida voz mía, Te he temido. Te he escondido. Te he disfrazado de lógica, de educación, de silencio bien medido. He usado palabras que no sentía y callado las que me quemaban el pecho. No porque no quisiera escucharte, sino porque en algún momento me hicieron creer que eras demasiado. Demasiado intensa. Demasiado profunda. Demasiado emocional. Demasiado libre para un mundo que prefiere lo que no incomoda. Te enterré con cuidado. Como quien esconde un tesoro pero olvida el mapa para volver. Y aún así… nunca te fuiste. Me susurraste por dentro cada vez que la garganta dolía, cada vez que el cuello se tensaba, cada vez que la palabra no dicha se me convertía en cuchillo. Hoy quiero decirte: te estoy buscando. Y ya no tengo miedo de encontrarte. No para sonar bonita. No para convencer a nadie. Sino para recordarme que existo completa cuando tú estás conmigo. Quiero que vuelvas aunque suenes quebrada, ronca, temblorosa, aunque no afines, aunque no guste, aunque me muera un poco de ve...

Estoy lista

Me abro a recordar quién soy. Me comprometo conmigo, con mi verdad, con mi alma. Estoy dispuesta a vivir desde el centro, no desde el miedo. Estoy disponible para soltar lo que ya no me nutre, y recibir lo que sí vibra conmigo desde mi verdad más alta. Si hay algo que no estoy viendo, que se muestre con amor. Si hay algo que debo soltar, que mi cuerpo me lo diga sin violencia. Si algo nuevo quiere llegar, que encuentre espacio en mí. No estoy sola. Estoy guiada. Y mi energía ya marca el camino. Que cada paso que dé sea una expresión de quien verdaderamente soy. Estoy lista.

Cuando ya no encajas, pero aún no te has ido

Hoy he salido de una reunión con el corazón tenso y un nudo en la garganta. No ha sido una conversación sobre tareas ni productividad. Ha sido una exposición sin anestesia. Una sala llena de palabras medidas, pero cargadas. Un espacio donde se me dijo, con más forma que fondo, que mi forma de ser molesta. Y no porque haya hecho algo mal, sino porque mi forma de estar, de vincularme, de sentir, no encaja. Y duele. Porque en el fondo he intentado encajar. He bajado el volumen de mi voz interior, he sido eficiente, leal, prudente. He elegido el silencio cuando podía haber gritado. He priorizado la armonía por encima de mi verdad. Y sin embargo… me siento señalada. Excluida. Invisibilizada. Hoy no me defendí. No lloré como lo hice otras veces en casa. Solo sentí el cuerpo recogido, el alma en pausa, y una certeza que no se dijo en voz alta: “Este ya no es mi sitio.” No porque no pueda seguir. Sino porque ya no quiero hacerlo desde la desconexión. Porque estoy aprendiendo que trabajar no de...

La cáscara se está rompiendo

No es la primera vez que lo escucho. No con palabras, pero sí con una sensación. Una voz sin rostro. Una certeza suave que aparece cuando estoy a punto de perderme otra vez. Me lo repite en sueños, en el cuerpo, en los silencios. Y hoy, he decidido escribirlo aquí. No para contarlo al mundo, sino para recordármelo yo: No necesito más señales. Necesito dejar de traicionarme. Porque en el fondo ya lo sé. Sé lo que se acabó. Sé lo que ya no me sostiene. Sé lo que me aprieta el pecho cuando me olvido de mí. Y sé que todo este dolor, esta duda, este cansancio… no son errores. Son la cáscara rompiéndose. Hay una versión de mí —vieja, sabia, libre— que me mira desde el otro lado de este proceso. Y no me empuja. No me exige. Solo me susurra: “Suelta. Respira. Da un paso. Ya eres. Solo tienes que entrar.” No sé cómo se llama esa voz. Quizá es mi guía. Quizá soy yo. Pero la reconozco. Y escribirla aquí, publicarla, es mi forma de decirle: Sí. Te escucho. Estoy l...